martes, 5 de mayo de 2009

Una urraca frente al espejo

Cuando tenemos aproximadamente 18 meses de edad, somos capaces de reconocernos frente al espejo. Es decir, no pensamos que lo que estamos viendo es otro bebé, sino que sabemos que somos nosotros mismos. Hay un grupo selecto de animales que comparten esta característica con nosotros: los chimpancés, bonobos, orangutanes, gorilas, delfines y elefantes. Las urracas son miembros recientes de este grupo (http://biology.plosjournals.org/archive/1545-7885/6/8/pdf/10.1371_journal.pbio.0060202-L.pdf).

El proceso estándar para saber si un animal tiene conciencia de sí mismo frente a un espejo es anestesiarlo, hacerle dos marcas en puntos ciegos de su cuerpo con una pintura inofensiva e inodora, y colocarlo frente al espejo. Una de las marcas es de control, pues está en una parte oculta del cuerpo del animal, que no puede ser vista por él si se coloca frente al espejo. La otra puede ser vista fácilmente por el animal si se coloca frente al espejo. Así, si el animal es capaz de sentir u oler la marca, se observará que intenta quitarse también la marca de control. Pero si no es así, entonces sólo intentará borrarse la marca que ve con ayuda del espejo.

Gallup fue el pionero en este trabajo. Sus chimpancés aprendían rápidamente que los espejos proyectaban imágenes ilusorias. A diferencia de los perros y gatos, que sólo se quedaban en esto y luego rápidamente perdían el interés, la curiosidad y elevada inteligencia de los chimpancés hacía que se interesen mucho por lo que estaban viendo. Podían pasar horas jugando con un espejo de bolsillo, haciéndose muecas a sí mismos, y empleándolo para ver cosas en su espalda. Comparaban cómo se veía un objeto cuando lo miraban directamente, y cómo se veían cuando eran reflejados por el espejo.

En el 2006, Joshua Plotnik lideró una investigación que usó un espejo de 8 pies de altura para estudiar el comportamiento de los elefantes del zoológico de Bronx (New York) frente a él (http://www.guardian.co.uk/science/2006/oct/31/uknews). Ya se habían hecho estudios con elefantes, pero usando espejos pequeños. Los elefantes estudiados se llamaban Happy, Maxine y Patty. Se observó que el elefante Maxine usaba el espejo para ver dentro de su boca, y cuando se marcó la cabeza de Happy con una mancha blanca intentó sacársela con su trompa, lo que es la demostración máxima de reconocimiento propio (no se tocó la mancha invisible, así que no pudo olerla). También rodeaba el espejo y veía detrás de él para ver si había algo, y se frotaba con él.


"El test del espejo", como se llama esta prueba, también ha sido practicado en robots (http://www.conscious-robots.com/en/conscious-machines/conscious-robots/can-a-robot-pass-the-mirror.html), por Takeno y otros de la universidad de Meiji, en Japón. Dicen que el 70% de sus robots pueden reconocerse frente al espejo (diferenciar sus propios movimientos de los de otros robots).

Uno de los experimentos más recientes, saliéndose del área de los mamíferos y los robots, hecho el 2008, fue hecho por Frans de Waal, de la universidad de Emory. Frans trabajó con cinco urracas, llamadas Gerti, Goldie, Harvey, Lilly y Schatzi. Colocó marcas en las urracas y observó su comportamiento frente al espejo, una por una. Las aves eran libres de alejarse o quedarse, y Gerti y Schatzi fueron las que pasaron más tiempo por voluntad propia explorándolo. Se miraban las marcas y las frotaban con sus cuellos, se pegaban al espejo y lo inspeccionaban cuidadosamente, y miraban también detrás del espejo. Se acercaban y se alejaban a intervalos cortos para comprobar, aparentemente, si el espejo también copiaba su movimiento. También giraban su cabeza hacia su espalda y hacia el frente de manera sistemática, como queriendo comprobar si lo que había detrás de ellas era lo que el espejo les mostraba.



¿Y nosotros, que nos preciamos de nuestra inteligencia, estudiamos los espejos con el mismo detenimiento? Tal vez eso es lo que nos haga inteligentes. El saber que son lo suficientemente triviales como para dejarnos de preocupar en un par de minutos de porqué son como son. ¿Por qué, por ejemplo, un espejo plano sólo invierte las imágenes de derecha a izquierda, pero no de arriba abajo? Si guiñamos nuestro ojo derecho, parece que el izquierdo nos guiñara desde el espejo, si nos colocamos en su posición. Pero no vemos nuestra cabeza invertida.

Es esa falta de curiosidad lo que termina por "humanizarnos". Nunca es tarde para recuperarla.

2 comentarios:

  1. Mi perrito se enoja cuando lo abrazo mientras nos miramos al espejo, piensa que es otro perro y se pone celoso. Buen dato mi Juan Carlos

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  2. He visto que tenías un artículo sobre el experimento con urracas. Yo también escribí un artículo al respecto en otro blog. te paso el enlace:

    http://mundobojiano.blogspot.com/

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